La fatiga crónica es una afección compleja caracterizada por un cansancio o agotamiento extremos que no desaparecen con el reposo y no pueden explicarse por una afección médica subyacente. Es esencial comprender no sólo qué es la fatiga crónica, sino también los síntomas que pueden ayudarte a reconocerla.
¿Qué es la fatiga crónica?
La fatiga crónica, también conocida como síndrome de fatiga crónica, es un trastorno debilitante definido por una fatiga profunda y una serie de otros síntomas que empeoran con la actividad física o mental, pero no mejoran significativamente con el reposo. Las causas exactas de la fatiga crónica aún no se comprenden del todo, ya que se trata de una combinación de factores que pueden desencadenar el trastorno, como infecciones víricas, estrés psicológico o un mal funcionamiento del sistema inmunitario. (1)
Principales síntomas y cómo reconocerlos
Reconocer los síntomas de la fatiga crónica es crucial para una intervención y un tratamiento precoces. El síntoma principal es la fatiga persistente que dura al menos seis meses y es nueva o tuvo un inicio definido (es decir, no es para toda la vida). Esta fatiga interfiere significativamente en las actividades cotidianas y el trabajo, y no puede aliviarse con el descanso. Otros síntomas de fatiga crónica son
- Dolor muscular y articular: Dolor o molestias musculares inexplicables y dolor multiarticular sin enrojecimiento ni hinchazón. (2, 3)
- Alteraciones del sueño: El sueño no reparador o el insomnio que no alivia el cansancio puede ser un signo de fatiga crónica. (1, 3)
- Deterioros cognitivos: A menudo denominada "niebla cerebral", incluye dificultades con la memoria, la concentración y el mantenimiento de la atención. (3)
- Dolores de cabeza: Un nuevo tipo o gravedad de cefalea diferente a la experimentada anteriormente. (1, 3)
- Dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados: Dolores de garganta frecuentes o recurrentes y ganglios linfáticos sensibles sin evidencia de infección. (1, 3)
- Agotamiento extremo tras ejercicios físicos o mentales: Es lo que se conoce como malestar postesfuerzo (MPE), en el que los síntomas empeoran tras un esfuerzo físico o mental que antes se hubiera tolerado. (3)
Reconocer estos síntomas a tiempo puede ser la clave para controlar los efectos de la fatiga crónica y mejorar la calidad de vida.
Impacto de la Fatiga Crónica en la Vida Diaria
El impacto de la fatiga crónica en la vida diaria puede ser profundo y generalizado. Las personas que padecen esta enfermedad a menudo experimentan reducciones significativas de sus niveles de actividad y resistencia, que pueden afectar a todos los aspectos de su vida, incluidos:
- Empleo y educación: La fatiga crónica suele requerir la reducción de horas o incluso el cese del trabajo o de los estudios debido a la falta de energía y a la necesidad de descansos frecuentes. (1, 4)
- Vida social: Las interacciones sociales pueden llegar a ser agotadoras, lo que conduce a un mayor aislamiento, ya que a los individuos les resulta difícil participar en actividades sociales. (3, 4)
- Salud mental: La lucha constante contra la fatiga puede provocar problemas psicológicos, como depresión y ansiedad, exacerbados por la frustración de no poder realizar tareas sencillas o participar en actividades que antes se disfrutaban. (1, 4, 5)
- Capacidades físicas: Las tareas físicas rutinarias, como las tareas domésticas o la compra, pueden convertirse en un reto y a menudo requieren mucho más esfuerzo que antes. (1, 4, 5)
Comprender los retos diarios a los que se enfrentan quienes padecen fatiga crónica es esencial para proporcionar el apoyo y los ajustes adecuados que ayuden a gestionar la enfermedad con eficacia.

Comprender la fisiopatología de la fatiga crónica
La fatiga crónica, o Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), es algo más que un cansancio persistente. Implica complejas interacciones entre diversos sistemas fisiológicos. Aquí profundizamos en los aspectos fisiopatológicos que pueden sustentar esta enfermedad debilitante, ofreciendo una base para comprender cómo las alteraciones de estos sistemas contribuyen a los síntomas del SFC.
Disfunción del Sistema Inmunitario
Una de las principales teorías sobre la fisiopatología de la fatiga crónica es el papel de la disfunción del sistema inmunitario. Las investigaciones indican que muchos pacientes con SFC tienen una respuesta inmunitaria exacerbada, que podría deberse a infecciones víricas o a un proceso autoinmunitario. Esta disfunción inmunitaria puede causar inflamación crónica, contribuyendo significativamente a la fatiga y el malestar. (1, 6, 7)
Afectación neurológica
Los estudios también sugieren un importante componente neurológico del SFC. Esto puede incluir anomalías en el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA), que regula la respuesta al estrés. La neuroinflamación y las variaciones en los niveles de neurotransmisores, sobre todo la serotonina y la dopamina, pueden perjudicar las funciones cognitivas y los niveles de energía, provocando síntomas denominados comúnmente"niebla cerebral." (8, 9)
Alteraciones metabólicas
Las alteraciones metabólicas también son fundamentales en el SFC. Algunos pacientes presentan una tasa metabólica reducida, lo que podría explicar el agotamiento energético que experimentan. También puede haber alteraciones en las vías de producción de energía en las mitocondrias, donde se genera la energía para las funciones celulares. (10)
Fluctuaciones hormonales
Los desequilibrios hormonales, especialmente del cortisol y otras hormonas del estrés, pueden exacerbar la fatiga. Las irregularidades en la producción de cortisol, observadas a menudo en pacientes con SFC, pueden afectar a los patrones de sueño, la función inmunitaria y los niveles generales de energía. (11, 12)
Disfunción gastrointestinal (GI)
El síndrome de fatiga crónica se asocia con frecuencia a disfunciones gastrointestinales, que pueden incluir una microbiota intestinal alterada y un aumento de la permeabilidad intestinal, lo que suele denominarse "intestino permeable". Estas alteraciones intestinales pueden provocar un deterioro de la respuesta inmunitaria y un aumento de la inflamación sistémica, lo que puede exacerbar aún más los síntomas de la fatiga. Los estudios sugieren que el microbioma gastrointestinal desempeña un papel fundamental en la modulación del sistema inmunitario e influye en la producción de neurotransmisores y energía a través del eje intestino-cerebro. (13)
Infecciones y fatiga postviral
La fatiga crónica suele seguir a una infección vírica, lo que apoya la hipótesis de que los síndromes postvíricos pueden desencadenar el SFC. Se ha implicado a patógenos como el virus de Epstein-Barr, el herpesvirus humano 6 y los enterovirus en la aparición del síndrome. La persistente activación inmunitaria tras tales infecciones puede alterar las funciones celulares normales, perpetuando el ciclo de fatiga. (14, 15)
Deficiencias de micronutrientes y perfiles genéticos de metilación
Las carencias de micronutrientes, sobre todo de vitaminas como la B12 y minerales como el hierro, desempeñan un papel importante en la salud de las personas con SFC. La vitamina B12 es crucial para una función nerviosa adecuada y para la síntesis de ADN, que es esencial para la función celular y la producción de energía. Del mismo modo, el hierro es esencial para la formación de hemoglobina, que transporta oxígeno a las células del organismo, un proceso esencial para la producción de energía y la vitalidad general. (16, 17)
Las deficiencias de estos y otros nutrientes esenciales pueden provocar alteraciones fisiológicas importantes. Por ejemplo, unos niveles inadecuados de hierro pueden provocar anemia, exacerbando la fatiga y la debilidad que suelen experimentar los pacientes de SFC. (18)
Además, los procesos de metilación, que son vitales para la reparación del ADN y la producción de neurotransmisores y la desintoxicación, pueden estar alterados en el SFC. Las variaciones en los perfiles genéticos relacionados con las vías de metilación pueden influir en la eficacia con que el organismo utiliza la B12 y otros nutrientes, exacerbando los síntomas de fatiga y disfunción cognitiva. (19)
Comprender estos mecanismos subyacentes es crucial para desarrollar intervenciones específicas. En nuestro debate posterior, exploraremos cómo las elecciones dietéticas, los ajustes en el estilo de vida y los suplementos adecuados pueden desempeñar un papel en el tratamiento de la fatiga crónica, con el objetivo de restablecer el equilibrio y mejorar la calidad de vida.